PADRE DE HIJO DEPORTISTA ? ACOMPAÑA. COMPRENDE Y AMA

  Debería ser así de simple. Os hablo como padre de deportista. Hagamos solamente que se sientan acompañados, comprendidos y amados. A caso no es lo que desearíamos para nosotros mismos en cualquier situación.

ACOMPAÑADO: 

Si caminas acompañado llegarás más lejos. Y que ilusión poder ver tu camino, tu proyecto, tu sueño desde una posición tan privilegiada como la mía. Acompañando desde el ejemplo y con la complicidad de mil silencios para que aprendas a valerte y a superarte y sobretodo a quererte más y mejor. Aprender a acompañar debería ser una de las principales asignaturas en el curso de como ser padres.

COMPRENDIDO: 

Comprender es algo así como entender por donde estás pasando y aceptar como eres, lo que te sucede y acoger tus sentimientos sin juzgar. Comprender es arropar pese a todo y ser un refugio en los días de sol y en los de lluvia y vientos racheados.

AMADO:

Voy a demostrarte que eres merecedor de ser amado. De reconocer tu parte, tu valor, tu poder, tu esencia y tu camino. Qué mejor vitamina para la autoestima puede ser el sentirse amado ?

Hace casi cuatro años realizo en mi estudio sesiones de acompañamiento, de crecimiento personal y mental para deportistas y no deportistas. Lo hago siendo un espectador de sus vidas en ese momento. Centrándome hoy en el deportista veo como todos sufren más o menos de lo mismo. Falta de autoestima, confianza. Miedo al fracaso. Miedo a fallar. Miedo a no mantener un buen nivel. Exceso de expectativas y muchas frustraciones. Miedo a fallar a mi familia…

Siempre pienso, después de dichas sesiones, que los padres de hijos deportistas tenemos en nuestras manos el botón que puede activar parte de sus miedos y sufrimientos y sostenerlos en el tiempo,  y que ese mismo botón puede activar, a la vez, sus alas para volar más alto, su entusiasmo para querer aprender más y su sabiduría para corretear por la vida con una autoestima a prueba de balas.

Los padres de hijos deportistas deberíamos hacer que nuestros hijos se sintieran acompañados porque, a veces, no lo hacemos. Creemos hacerlo porque les asesoramos sobre todas las cosas y porque les llevamos de aquí para allá… pero en realidad, muchas veces, no lo hacemos porque ni tan solo les preguntamos como se sienten, como se han sentido y desde que emoción están viviendo lo que les sucede. Muchas veces no nos ponemos en su lugar, ni entendemos como pueden estar viviendo esto o aquello a su edad, y desde esa perspectiva. No lo hacemos porque algunas de sus expectativas en realidad son más nuestras que suyas. No lo hacemos porque acompañar es aceptar que no sean “tan buenos jugando”, que no metan tantos goles, o que simplemente lo único que quieran sea jugar y no llegar a la élite.

Los padres de hijos deportistas deberíamos hacer que nuestros hijos se sintieran comprendidos porque ,a veces, es lo único que necesitan. A veces no necesitan nuestro consejo porque nuestro consejo está, aunque no lo aceptemos, condicionado por lo que nosotros hemos vivido, por como lo hemos sentido y por lo que, bajo nuestro punto de vista, es mejor para ellos.

Los padres de hijos deportistas deberíamos hacer que nuestros hijos se sintieran amados. Muchas veces los deportistas me han dicho que el peor momento es durante el trayecto en coche de vuelta a casa después del entrenamiento o del partido… donde se les compara, se les hace indicaciones o donde se cita al entrenador, al árbitro o al compañero y en donde , a veces, uno se centra más en lo que no ha hecho bien que al revés. Deberían sentirse amados y reforzarlos por todo aquello que hacen bien, por todo aquello que expresan mientras se muestran disputando un partido, por el compañerismo que cultivan, por el trabajo semanal que desempeñan y por lo muy orgullosos, que le demostramos estar por todo ello.

Acompañar. Comprender. Amar. Para que nuestro hijo siga su camino, con menos cargas, más ligero, más autónomo, más responsable, más valiente y más soñador.

Acompañar. Comprender. Amar. Para que nuestro hijo deportista gane, pierda, empate, acierte, se equivoque, ría, lloré, abrace y tiemble. Qué más da… Hagámoslo para que aprenda a elegir y sobretodo a fluir.

Acompañar. Comprender. Amar. Ese es el mejor refugio para nuestro hijo deportista. En ese refugio crecerá su autoestima. Brillará su potencial. Aprenderá a trabajar ,arropado por nosotros, en sus miedos y en sus frustraciones, y  se revelará como lo que ya es… un ser especial, único y maravilloso.