PRIMERO… RESPETO.

Yo no creo que las mofas y las faltas de respeto vayan incluidas en el sueldo de ninguna profesión. No lo creo ni aunque tu nómina cuente con una larguísima lista de ceros al final.

Liderar un Equipo Deportivo o un Grupo de Trabajo en la Empresa es una tarea, que además de los vaivenes diarios, tiene un carrusel de emociones asociadas, muchas veces invisibles a los demás, que acaban por cargar en exceso cualquier equipaje, y que por muy fuerte y tozudo que sea el líder, siempre, de algún modo, le acaba pasando factura. Esas emociones solo las carga quien las padece… sea el Entrenador o el Líder de una Empresa.

Hoy Ronald Koeman ya no es Entrenador del Primer Equipo de Futbol del Barça. Koeman te puede caer mejor o peor, te pueden gustar más o menos sus declaraciones o su pizarra táctica, pero eso son solo juicios desde la distancia, etiquetas que ponemos sin conocer casi nada de nada de su día a día, de su trabajo, de su implicación o de su actitud frente a todo.

Yo no quiero valorar la decisión, simplemente expongo que ,ante todo, debemos tratar con el máximo respeto a la persona. Las redes sociales arden en comentarios jocosos y los tertulianos se jactan de saber más que nadie sobre los métodos de Koeman y sobre sus “pobres” lecciones tácticas. A mi me parece una falta de respeto independientemente de lo que cobre por hacer  su trabajo.

Vivimos en el Mundo de los Resultados y probablemente los del Barça actual no sean los mejores de la historia, seguramente sean de los peores… y aún así… el respeto a la persona debería ir por encima de todo.

Ningún Entrenador prepara a posta mal los partidos, ni prepara mal a sus jugadores de forma consciente. Todos los Entrenadores de cualquier disciplina deportiva y de cualquier categoría quieren que sus Equipos y que ellos mismos tengan éxito y ganen el mayor número de partidos y de títulos.

Creo que nos excedemos en los juicios y en las etiquetas desde el cómodo sofá de casa y creo que no todo vale. 

Muchos de los que hoy critican la labor de Koeman, sus cambios durante los partidos, sus planteamientos tácticos y su trabajo diario, no aguantarían ni una semana, la presión de tener encima de ellos millones de ojos observando cada uno de sus movimientos, analizando cada una de sus respuestas y descifrando cada uno de sus gestos.

Yo voto por el respeto a la persona y al profesional y por anteponerlo a cualquier resultado o decisión táctica.