Lo queremos todo y lo queremos ya.
La Vida va deprisa y todo lo que nos rodea está diseñado para que todo sea rápido, accesible e inmediato. Tenemos en un click cualquier información que deseamos. Podemos comunicarnos con alguien que está en la otra punta del mundo en un segundo. Podemos obtener cualquier producto directamente en internet, y alguno lo tenemos incluso el mismo día. Podría describir miles de ejemplos más y seguramente no se terminarían nunca.
Todo esa velocidad a mi me encanta siempre que no me haga perder la perspectiva. Siempre que no me llene de impaciencia y genere en mi frustraciones, a veces, incomprensibles.
Creo que toda está teoría del bienestar, de tenerlo todo y tenerlo ya, a veces nos separa de la práctica de la paciencia y sin esa paciencia somos distintos, peores, practicamos menos la empatía y nos cuesta más fluir.
Creo sinceramente que esta velocidad que nos rodea ha estado diseñada precisamente para que entrenemos nuestra paciencia.
Qué pasa cuando la conexión a internet va más lenta de lo normal o cuando tarda más de la cuenta en descargarse o en abrirse una aplicación que quiero utilizar… Qué pasa cuando en la cola del Súper la persona que está delante de mi tarda más de la cuenta en pagar o en contar y entregar sus monedas… Qué pasa cuando el vehículo que circula justo delante de mi ,respeta la velocidad establecida para la vía por la que circula, y no lo puedo adelantar… Qué pasa cuando no me responden una llamada al instante o me tienen en espera o simplemente cuando alguien no me responde un WhatsApp de forma más o menos inmediata…
Nos han acostumbrado a tenerlo todo muy rápido y yo creo que eso nos afecta en muchos ámbitos de nuestra vida que nos pasan totalmente desapercibidos. Nos afecta en las relaciones, en el amor, en los cambios en nuestras vidas, en la percepción de crecimiento de nuestros hijos, nos afecta en nuestros proyectos y en nuestros trabajos.
Hace tiempo me invité a recrearme más en mis pensamientos, en mi tiempo y en mi espacio. Hace tiempo me invité a aprovecharme de las nuevas tecnologías y todas sus ventajas pero a utilizarlas desde la perspectiva de la paciencia no desde la perspectiva de la exigencia.
Hace tiempo me di cuenta que todo requiere un tiempo y un espacio y que por más que todo me conduzca a ir deprisa, a veces, los mejores momentos, los mejores proyectos, los mejores amores, las mejores relaciones y las mejores comidas se cocinan a fuego lento.
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