Allí donde esté tú Tesoro, estará tú Corazón

Leí hace mucho tiempo que ” Allí donde esté tú Tesoro, estará tú Corazón “.  (Mateo 6, 19-23)

Siempre entendemos como “Tesoro” algo muy ostentoso, seguramente dorado y luminoso y con un sinfín de colores. He pensado que las ruinas también pueden ser un tesoro, igual que la incertidumbre, las sombras, los días grises, la pena, la ira, el rencor, la soledad, las nubes, las piedras en el camino, el desequilibrio, la vulnerabilidad, el miedo, el silencio, el ruido, la derrota, la pérdida, la mentira, la pena, el dolor, el abandono, la lluvia e incluso la muerte… todo eso también es un Tesoro por el aprendizaje que nos trae. Por la invitación a superarnos que nos ofrece, por el reto que nos plantea.

No todos los tesoros vienen envueltos en papel de regalo y perfumados, lo que sí es común en todos ellos es que llevan nuestro nombre grabado, para que sepamos que debemos abrirlos con mimo y sobretodo con el Corazón.

No todos los tesoros brillan, algunos debemos desenvolverlos con paciencia, con honestidad, con valentía, para observar sus grises y trabajarlos y pulirlos hasta obtener algún color.

No todos los tesoros vienen con la luz encendida y son luminosos. Algunos son oscuros y sin luz, pero traen consigo un largo pasillo por recorrer, con un punto de luz al final ,por el que seguro, merecerá la pena continuar caminando.

Depende únicamente de nosotros aceptar que los tesoros que la vida nos ofrece, a veces, vienen disfrazados de derrota, cuando en realidad son una oportunidad infinita de Victoria.

Si empezamos a verlo así, quizás podamos lograr crecer, ser mejores, más pacientes, con menos expectativas y con menos frustraciones. Quizás podamos ser más asertivos, más generosos y más auténticos. Quizás, si lo aceptamos, nuestro legado sea más honesto y ayudemos a crear generaciones más valientes, más fuertes, más tolerantes, más generosas, con mayor gratitud, más felices y menos extremistas.

El tesoro está en la voluntad de querer crecer siempre. Pese a todo. 

La vida está llena de tesoros. A veces su color es gris y otras veces es de un dorado radiante. A veces vienen sin luz y otras con las instrucciones muy claras para poder encenderla. A veces llegan cuando más llueve y otras justo cuando empieza la primavera. A veces son una ruina y otras veces aparecen en forma de refugio donde quieres quedarte a vivir para siempre.

Debemos abrir con el Corazón todos los Tesoros que la vida nos ofrece. Solo así está garantizado Crecer.

” Existen los que plantan. Éstos a veces sufren con las tempestades, las estaciones y raramente descansan. Pero al contrario que un edificio, el jardín jamás para de crecer. Y, al mismo tiempo que exige la atención del Jardinero, también permite que, para él, la vida sea una gran aventura.

Los jardineros se reconocerán entre sí, porque saben que en la historia de cada planta está el crecimiento de toda la Tierra”. (Paulo Cohelo en Brida).