Qué Pasa con las Medallas de Plata ?

Qué pasa con las medallas de plata ?

He tenido la suerte de disputar finales como Entrenador al más alto nivel de mi deporte, el Hockey sobre Patines, y he sido bendecido incluso ganando alguna de ellas… me siento afortunado por ello.

Debo deciros ,como supongo que ya esperáis, que también he disputado finales y las he perdido. Me han colgado en el cuello la medalla de Subcampeón concretamente 3 veces.

El gusto de esa medalla en ese concreto instante es amargo, pesa , duele y te hace reflexionar en un montón de cosas… os confieso que yo también me las quité las tres del cuello como acto reflejo, como protesta y como decepción conmigo mismo y con las expectativas que me había creado.

El otro día ordenando esos rincones malditos que todos tenemos en casa donde se amontonan cientos de cosas sin demasiado concierto ni razón, encontré una caja y al abrirla estaban todas las medallas mezcladas, todas las acreditaciones, algunos recortes de periódicos, fotografías del momento, etc

Cuando vi las tres medallas que os comento se me esbozó una sonrisa de satisfacción que aún hoy recuerdo. Hice un barrido rápido en mi memoria de lo que habían sido cada una de ellas y de lo que significaban para mí.

Detrás de cada medalla de plata hay un trabajo enorme también. Significa que has llegado a la final de alguna competición y que delante de ti solo existe el ganador final, el campeón, el que todo el mundo recordará.

A veces esa final se pierde en un lanzamiento de penalti, en un segundo fatídico, por un solo gol de diferencia… pero la crítica y los críticos te condenan. Entre el Campeón y el subcampeón hay muchas veces un solo milímetro de diferencia y las mismas horas de trabajo y preparación.

En la última final de la Champions de Fútbol, Pep Guardiola, Entrenador del City ,no solo no se  quitó del cuello la Plata… sino que además la besó como un gesto de aprendizaje, de fe, de orgullo y de sabiduría… evidentemente fue criticado por algunos catalogándolo de soberbio, de falsa humildad y un largo bla bla bla, espetado por los que nunca han empatado con nadie y por los que siempre tienen algo que objetar pase lo que pase y hagas lo que hagas.

Personalmente el gesto me encantó. Lo interpreté como un mensaje para todos los jugadores, entrenadores, aficionados, jóvenes o no, y directivos, empáticos o no… que solamente ven el resultado, la inmediatez, el infierno o la gloria… y que tienen la costumbre de acostumbrar a todo el mundo que solo vale quien gana.

Yo quiero ganar siempre… hasta en los entrenamientos… aunque con los años he aprendido a valorar el camino y el aprendizaje que hay en él. 

La medalla de plata está cargada también de rebeldía, de heroicidad, de talento, de trabajo, de esfuerzo, de planificación, de sudor y de lágrimas.

Deseo volver a disputar una final como Entrenador y ganarla… y os confieso que si no la gano… esta vez no me la quitaré del cuello como hice en tres ocasiones cuando me creía invencible y el único merecedor de ella.