Mamá. Papá. Ahora que empieza una nueva temporada me gustaría no cometer los errores de la anterior y también me gustaría que vosotros no lo hicierais. Es por eso que os quiero decir que mi primer error fue no contaros que a veces no estoy cómodo con vuestra actitud ni con vuestros comentarios respecto a mi día a día con los entrenamientos y con los partidos.
En esta carta me gustaría deciros los comentarios y actitudes que preferiría que dejaran de sucederse.
- Es que el ENTRENADOR no tiene ni idea.
Mamá. Papá. Desconozco si es mejor o peor; lo único que sé es que es el nuestro. Él también está aprendiendo a ser ENTRENADOR y en cada momento hace lo mejor que sabe hacer; a veces nos gusta más y otras menos. Posiblemente no sea el mejor ENTRENADOR del mundo, si es que existe, pero nosotros tampoco somos los mejores jugadores de la historia de nuestro deporte. Seguro que tiene algo que enseñarme y este año voy a esforzarme más a descubrirlo.
2. Tienes que PATINAR más rápido; fíjate como patina “X”:
Mamá. Papá. No soy un jugador de Hockey todavía. Quizás nunca llegue a serlo. Estoy aprendiendo a ser un jugador de Hockey. Me esfuerzo todo lo que puedo, pero si una cosa tengo clara es que cada uno tiene su camino. Mi progreso no es como el de los demás, ni el de los demás es como el mío. Cada uno evoluciona a su ritmo. Me encanta el deporte que practico y quiero hacerlo mejor cada día. No voy a compararme con nadie ni hoy ni nunca, ni dentro ni fuera del deporte. Compararme con los demás va directo al equilibrio de mi AUTOESTIMA.
3. “X” es el MIMADO del ENTERNADOR. Nunca le reprocha nada.
Mamá. Papá. No voy a entrar si eso es así o no. No lo controlo. No es mi trabajo. Si queréis hablar de mis compañeros o de mi ENTRENADOR para criticarlos prefiero que lo hagáis cuando no esté yo delante. No me hace ningún bien oír esos comentarios. Es mi compañero. Conmigo nunca se ha portado mal y además juega muy bien. Por ahora hay muchos aspectos en los que destaca sobre los demás por eso juega más minutos. Además no podéis controlar las actitudes del entrenador. No dependen de vosotros. Esa no es vuestra batalla.
4. Tienes que PARTICIPAR más en el JUEGO. Cuando dispares… hazlo bien.
Mamá. Papá. Cuántas veces has patinado? Papá, durante cuántos años fuiste jugador de Hockey? Creo recordar que siempre me has dicho que jugabas a fútbol. No entiendo tus comentarios técnicos ni tácticos respecto a mis actuaciones. No sabes ni patinar. No sabes lo que es coordinar el dominio del patín con la conducción de la bola, además de coordinarlo con el disparo o el dribling o el pase. Por favor deja de corregirme técnica y tácticamente. NO me hace ningún bien. Y quería decirte que aunque hubieras jugado toda la vida a mi deporte tampoco es tu cometido entrenarme, podrías en ese caso ayudarme con ejemplos sobre algunos temas debido a tu mayor experiencia, también podríamos practicar juntos los días libres y así, de pasada, compartimos más tiempo del que compartimos normalmente.
Podría deciros muchas más cosas pero por ahora son las que se me ocurren. Aún así me gustaría apuntaros algunas reflexiones que al finalizar esta carta se me están ocurriendo.
El otro día ,a la persona que me está ayudando con mi crecimiento personal, y a la que acudo 1 o 2 veces al mes, le dije lo siguiente al preguntarme sobre lo peor y sobre lo mejor de la práctica de mi deporte:
“El peor momento es el trayecto en coche con mi padre después del entrenamiento para volver a casa”.
Le dije que no me ayuda que critiques mis errores, ni mi velocidad, ni mi falta de habilidad, ni que me compares con los demás, ni que hables mal del tipo de ejercicios que hacemos, ni de la falta de conocimiento del entrenador, ni de que si sigo entrenando así el partido del sábado será un desastre. A veces después de un entrenamiento solo necesito un abrazo y un “que es lo que te ha gustado más hoy del entrenamiento?”
A lo que yo te respondería lo mismo que le contesté a mi COACH deportivo.
Lo mejor son esos ratos compartidos en el vestuario mientras nos equipamos con Xavi, con Jordi, con Víctor, con Toni, con Roc, con Jaume, con Albert i con Mario. Esos ratos son geniales porque hablamos de nuestras cosas, nos hacemos bromas y cada uno cuenta cosas de su día, de su casa, de su padre, de su madre o de sus hermanos o compañeros de colegio. Nos contamos cosas divertidas que nos hacen reír.
Lo mejor es cuando ya tengo todo el equipo puesto y entro a la pista. Desde mi perspectiva se ve enorme y me encanta el ruido que hacen las ruedas al frenar y al deslizarse encima de la pista. Me encanta el ruido del stick al golpear la bola y la sensación de libertad cuando patino. Me encanta ver que cuanto más me esfuerzo mejor me salen algunas cosas. Me encanta los juegos con mis compañeros aunque a veces algunos de ellos no tengan la mejor de las actitudes. Me encanta ver como progreso y me encanta aprender, aunque me cueste, cada día un poco más.
De mi deporte me gusta todo… o casi todo. Digo casi todo porque, a veces, vuestras actitudes como padres hablan más de vuestras batallas perdidas que de las mías por ganar. Digo casi porque, a veces, vuestros gritos desde la grada me avergüenzan y se me van quitando las ganas de jugar. Digo casi porque, a veces, os pensáis que mi camino debe ser teledirigido al cien por cien por vosotros y digo casi porque, a veces, ni tan solo me preguntáis como me hace sentir lo que me va pasando.
Mamá. Papá. Gracias por acompañarme siempre. Sin vosotros nada de lo que hago sería posible por ahora. Gracias por estar ahí. Os pido que ahora que empieza una nueva temporada tomemos nota y mejoremos. Sé que me vais a ayudar un montón.
Lo mejor de este viaje en el deporte que más me gusta es poderlo compartir con vosotros.
Os quiero.
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